Asadillo manchego: rojo, ahumado y con mucho pan para untar

El asadillo: la huerta manchega servida en frío (o templado)

El asadillo manchego es uno de esos platos que parecen sencillos… hasta que los pruebas y entiendes que detrás hay producto, tiempo y técnica. Pimientos rojos y tomates bien maduros, horas de horno o brasas y un aliño que respeta la esencia: ajo, aceite de oliva virgen extra y, según la casa, comino o pimentón. En La Ferroviaria lo servimos como tapa o entrante, ideal para empezar a compartir en la terraza cuando aprieta el calor… o para recordar el verano en pleno invierno.

Un poco de historia (y por qué el rojo sabe a tradición)

De la conserva casera a la tapa de hoy

Antes de los frigoríficos, asar y confitar era una manera inteligente de conservar la cosecha de verano. Los pimientos y tomates, abundantes en La Mancha, se asaban lentamente para prolongar su vida útil. El resultado: un plato que podía acompañar jornadas de vendimia, trabajos agrícolas o reuniones familiares.

Influencias árabes y mediterráneas

El uso del comino y el pimentón, tan presentes en la cocina manchega, revela esa mezcla de tradiciones árabes y castellanas. Además, el asadillo tiene “parientes” por el Mediterráneo: escalivadas catalanas, peperonatas italianas… todos comparten el amor por las verduras asadas y aliñadas.

Curiosidades que nos encantan

  • En algunas casas se añade huevo duro o atún en conserva para hacerlo más contundente.
  • Hay quien lo llama “ensalada de asadillo” y le pone un toque de vinagre.
  • Los restos de asadillo son oro: al día siguiente brillan sobre una tosta con anchoas o como base de una pizza casera.

Cómo lo hacemos en La Ferroviaria (sin perder el alma)

Producto y paciencia

  • Pimientos rojos carnosos y tomates maduros: buscamos dulzor natural y pieles fáciles de retirar.
  • Asado lento: horno a temperatura moderada o plancha muy caliente para potenciar el ahumado sin quemar.
  • Pelado a mano: retiramos pieles y pepitas para una textura limpia y agradable.

El aliño, sencillo pero preciso

  • AOVE manchego como base.
  • Ajo picado muy fino (o majado) para perfumar.
  • Comino en dosis homeopáticas: queremos que se note, pero que no robe el protagonismo.
  • Punto de sal y, si el tomate lo pide, una pizca de azúcar para equilibrar la acidez.

Presentación “lista para untar”

Servimos el asadillo frío o ligeramente templado, acompañado de pan (pregunta por opción sin gluten). En verano, entra solo; en invierno, actúa como una bocanada de sol roja y brillante.

Consejos para disfrutarlo a tope

  • Primera parada del menú: perfecto para abrir apetito y limpiar el paladar.
  • Comparte y prueba: ideal para picar entre varios antes de platos más potentes.
  • Haz combo manchego: asadillo + queso manchego curado + croquetas = trío ganador.

Maridajes que hacen match

  • Vinos blancos jóvenes o rosados frescos: resaltan el dulzor del pimiento y refrescan.
  • Cerveza bien fría o vermut artesanal si eres team aperitivo.
  • Para atrevidos: un tinto joven de poca barrica puede funcionar si luego seguirás con carnes.

¿Te quedas con hambre de historias?

En nuestro blog seguimos contándote la trastienda de la cocina manchega: pisto, migas, croquetas, maridajes… y mucho más. ¡Súbete al tren del sabor! 🚂🍅🥖

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